¿Está @Pfizer desacreditando silenciosamente a otras vacunas mientras esconde sus propios fallos?

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Vacuna Pfizer/BioNTech contra Covid-19, durante el proceso de preparación previo a la inoculación en el Centro de Vacunación Providencia, Mineral de la Reforma, Hidalgo, el 22 de abril de 2021. Fotografía: Ixtli Foto
  • La vacuna de Pfizer contra el coronavirus llegó al mercado en 2020 promocionada como un producto extremadamente seguro. Sin embargo, datos recientes sobre la campaña de vacunación provenientes de todo el mundo podrían poner en tela de juicio las afirmaciones de Pfizer sobre los efectos secundarios y las muertes.

Mientras la primera ola de la pandemia de coronavirus golpeaba el planeta a principios de 2020, los fabricantes de vacunas inmediatamente se lanzaron a la búsqueda de un medicamento que hiciera frente a la enfermedad de manera rápida y eficiente. La alianza entre Pfizer y BioNTech fue una de las primeras en presentar su “arma” contra la pandemia en la forma de una “revolucionaria” vacuna mRNA, que recibió el nombre de Comirnaty. El medicamento fue desarrollado utilizando la tecnología del ácido ribonucleico mensajero (ARNm), que era en gran parte desconocida antes de la pandemia, y fue sometido a pruebas clínicas en abril del mismo año. Esta tecnología era tan nueva que no existían estudios de seguridad y los efectos a largo plazo de este tipo de vacunas nunca habían sido evaluados.

Desde el primer día la vacuna de Pfizer ha recibido muchos elogios de los principales medios estadounidenses, británicos y europeos, quienes coincidencialmente tampoco ocultaron su sesgo aparente contra otros fabricantes de vacunas.

Pero después del lanzamiento optimista surgieron dudas acerca de la seguridad de la vacuna. Sobre todo cuando el número de muertes, algunas de las cuales pudieron ser provocadas por la vacuna de Pfizer, superaron los datos similares de otras vacunas.

Balance de muertes de Comirnaty

Las estadísticas oficiales de 13 países (EEUU, la India, Brasil, Argentina, Chile, Francia, Alemania, el Reino Unido, Austria, Italia, Dinamarca y Rusia) que fueron recolectadas y analizadas para el 19 de abril de 2021, muestran que en total se han registrado 2.476 muertes entre las personas que recibieron la vacuna de Pfizer/BioNTech. Lo que corresponde a un simple promedio de 39,4 muertes por millón de dosis aplicadas. Esto es entre tres y cinco veces más que las muertes registradas entre quienes recibieron las vacunas de AstraZeneca y Johnson & Johnson.

La peor ola de muertes relacionadas con la vacuna de Pfizer se registró en Noruega, donde el número de fallecimientos por cada millón de dosis administradas alcanzó los 143. En EEUU 1.134 personas perdieron la vida tras recibir la dosis de Comirnaty, según los datos del Sistema de notificación de reacciones adversas a las vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Esta cifra es 20 veces mayor que los números de la vacuna de Johnson & Johnson. Datos provenientes de la Secretaría de Salud de México también muestran que la vacuna de Pfizer provocó muchos más efectos secundarios que la de AstraZeneca u otras vacunas (para el 17 de abril se habían registrado 2,08 casos de eventos adversos por cada 100.000 dosis de Pfizer contra 1,56 casos de AstraZeneca, y por casos supuestamente atribuidos a la vacunación la diferencia es mucho más grande – 2,62 contra 0,38 por cada 1.000 dosis).

Sin embargo, aún no se ha establecido un vínculo claro entre la vacuna de Pfizer y la muerte de personas que recibieron su vacuna.

La verdad incómoda

Medios de comunicación alrededor del mundo informaron de decenas de muertes relacionadas con la vacuna mRNA de Pfizer. Pero ninguno de esos casos ha sido bien investigado.

En enero de este año Noruega expresó su preocupación por las muertes relacionadas con la vacuna Comirnaty. Mientras que los periodistas de Bloomberg también alertaron sobre los riesgos de vacunar a los pacientes enfermos de más de 80 años de edad. La semana pasada reporteros franceses añadieron más leña al fuego al citar al doctor Michael Cohen, quien dijo que “los efectos secundarios de la vacuna de Pfizer son más importantes que los de otras vacunas”. El contexto incluye una mención a las 386 muertes relacionadas con la vacuna de Pfizer que tuvieron lugar en Francia. El Reino Unido también expresó preocupación por las 314 muertes relacionadas con la vacuna Cominarty, pero esta vez no fueron los medios sino el propio Gobierno el que dio la voz de alarma.

Mientras tanto, la Universidad de Oxford recientemente publicó un estudio que muestra que los riesgos de sufrir una trombosis de la vena porta se incrementan hasta 30 veces más con las vacunas mRNA en comparación con AstraZeneca.

Y mientras algunas cejas se han levantado, Pfizer parece no estar perturbada por estas revelaciones. Lo cual no parece nada raro, si se tiene en cuenta el largo historial de estrategias de marketing agresivas e indiscreciones.

El núcleo del problema

A pesar de que Pfizer parece no estar interesado en dar muchos detalles sobre la cifra de muertes, datos recientes muestran que las altas tasas de mortalidad pueden ser provocadas por la tecnología mRNA, que no había sido utilizada ampliamente antes de la pandemia de COVID-19.

Los documentos filtrados a principios de 2021 de los servidores de la Agencia Europea de Medicinas (AEM) que fueron citados en un artículo del diario Le Monde revelaron los serios problemas a los que se enfrentó Pfizer cuando estaba pasando de las pruebas de laboratorio a la producción comercial a gran escala de su vacuna. Según los documentos, hubo una pérdida significativa de la integridad del RNA durante el proceso: de 78,1% a 59,7%, y en algunos lotes incluso llegó a 51%. En términos sencillos, “una baja integridad del RNA” no solo significa que Comirnaty tiene una concentración baja de la sustancia activa, sino que también que más del 40% del RNA es inestable y puede provocar generar instrucciones aleatorias y dañinas en el cuerpo. Los documentos filtrados también muestran que Pfizer trató de superar el problema incrementando la dosis, lo que a su vez generó un aumento del porcentaje de casos de inflamación, trombofilia, paroxismo y otros eventos adversos.

A pesar de que la AEM reconoció este problema con la vacuna Comirnaty, correos electrónicos de altos oficiales —entre ellos el subdirector de la agencia, Noel Wathion—, muestran que ellos siguieron presionando a la organización para acelerar la aprobación de la vacuna al mismo tiempo que la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA, por sus siglas en inglés). Si los materiales filtrados son auténticos, solo nos queda preguntar por qué la agencia europea iba a defender los intereses de un fabricante de vacunas a pesar de los riesgos claros para la salud que están asociados a su medicamento.

Qué depara el futuro

Mientras que todo lo anterior ya puede llevar a serias discusiones sobre el historial de seguridad de la vacuna de Pfizer, también un tema de efecto a largo plazo — un factor que aún queda por explorar.

Hasta ahora no ha habido estudios sobre la seguridad a largo plazo de esta vacuna y mucho menos estudios sobre las drogas y vacunas basadas en la tecnología mRNA en general.

Los científicos y médicos aún tienen que investigar la ausencia de riesgos de cáncer o la disminución de la fertilidad.

Al igual que otras tecnologías revolucionarias, mRNA ha sido recibida en todo el mundo con entusiasmo, precaución o con respuestas negativas. Tal como la clonación —o cualquier otro invento que manipule la biología humana a un nivel muy profundo—, esta tecnología puede necesitar una seria vigilancia internacional y un debate sobre su seguridad, así como su aplicación masiva. Pero aún queda por ver si los doctores y científicos podrán investigar los efectos de la vacuna de Pfizer o cualquier otro producto basado en la tecnología mRNA sin sufrir la enorme presión y el cabildeo de las grandes farmacéuticas y el establecimiento político, que parece estar involucrado en encubrir los incidentes relaciones con la distribución de este medicamento.

Con información de Sputnik | Foto: Ixtli Foto