Bajo la imputación de “dictador” perpetrada contra el presidente Nicolás Maduro anida una amalgama distorsiva con los signos más densamente cargados de intencionalidad ideológica en la guerra sucia mediática contemporánea.
Maduro confirmó que «seguirá el comercio de nuestro petróleo y nuestras riquezas naturales que pertenecen a su único dueño legitimo por siglos: el soberano pueblo de venezolano».